Siempre he pensado que las personas somos buenas por naturaleza. Por desgracia, siempre solemos anteponer nuestros problemas del primer mundo a las necesidades reales de la sociedad. Creo que, de lo que hablo hoy, no puede más que reafirmar mi teoría. Pego íntegro un mensaje recibido por una lista de correo, enviado por José Enrique Fernández del Campo, sobre la situación de las personas ciegas, sobre todo menores, en Burkina Faso.
Hola
Permitidme un desahogo.
Hace algo más de un año me llegaron
noticias de la penosa situación en que
se encontraban los niños y deficientes
visuales de una provincia al sur de
Burkina Faso, en el interior de África:
Tenkodogo.
Tras hacer una llamada en algunas listas
de correo, recibí varias máquinas
Perkins, que, una vez limpias y
reparadas, no hubo otro medio para
hacerlas llegar que viajar hasta allí
con ellas.
Acompañado por el hijo de unos amigos,
estudiante universitario, pasé una
semana del mes de marzo, «disfrutando»
de hasta 44° a la sombra…
El viaje se extendió a reuniones de
trabajo con profesores de las aulas
especiales y de los dos Liceos donde ya
estudian varios de esos niños y niñas,
con familias de acogida y autoridades. Y
charlas amigables con estudiantes de
todas las edades. Para todos era la
primera vez que conocían a un ciego que
había estudiado en la universidad, que
había trabajado, que se desplazaba con
su bastón… Que no se avergonzaba de
estar ciego, y que, sobrre todo, se le
notaba contento.
Valió la pena.La situación de abandono casi absoluto y
exclusión generalizada de las personas
con discapacidad visual es semejante en
la inmensa mayoría de los países en vías
de desarrollo.
Legislación y declaraciones políticas,
no faltan: papel y palabras: humo.
Pero los hechos no hay forma de
encontrarlos: porque no existen.
Y la realidad es mucho más dura cuando
la vives de cerca: cuando la tocas con
las manos (nunca mejor dicho en este
caso).Informé en su momento sobre el viaje a
Tenkodogo en marzo. Le han seguido
contactos y tentativas.
La dificultad grande sigue siendo la de
enviar materiales a esos países. Ya sea
Burkina, Benin, Togo o la misma Costa de
Marfil. Confirmado por instituciones
tales como la propia ONCE o Manos
Unidas.Así que, conforme a los consejos que me
fueron dando, decidí junto con unos
jóvenes amigos poner en marcha una ONG:
una asociación , que parece ser el mejor
camino para prestar ayuda de forma
estable y no depender de las simples
inquietudes de un jubilado. A la par que
permitirá diversificar las formas de
colaboración de particulares e
instituciones que tengan sensibilidad
hacia los problemas de niños y niñas,
jóvenes e incluso adultos que padezcan
alguna discapacidad visual.
Y aquí está, tras no pocos papeles y
trabajos. Su web:El nombre de «Seisestrellas», así como
su logo, hacen referencia clara al
braille como instrumento decisivo para
la educación y promoción de los ciegos
en todos los aspectos. (¨Convicción que
uno tiene.)El campo es enorme. La ilusión, también.
Veremos qué se puede hacer, e
intentaremos hacerlo.Os animo a daros un paseo por la web. Y
a sugerir a otros que también lo hagan.
Estoy a vuestra disposición para cuanto
deseéis preguntar y proponer.Muchas gracias, y un cordial saludo
José Enrique
Elimino la última parte del correo, su firma con algunos de sus datos de contacto por respetar su privacidad. Os animo a explorar la web y a que si podéis, ayudéis como os sea posible.