Hace aproximadamente un mes, @PabloMM, fundador de la revista Kamchatka, que por cierto os recomiendo, estuvo buscando a alguien freelance para un reportaje. Aparecí yo, y entre unas cosas y otras acabaron publicándome un reportaje (Lo que la tecnología facilita (y lo que no) a las personas con discapacidad visual en PDF), donde abordo algunas de las problemáticas con las que la gente con discapacidad visual nos encontramos en nuestro día a día y que más o menos la tecnología ha conseguido subsanar, así como de las dificultades con las que también nos encontramos y que siguen pendientes de resolver. Entre otras, hablo de los semáforos acústicos, un problema especialmente acusado en Madrid, de la accesibilidad, o inaccesibilidad del sector bancario en España; y también de los kaptchas.
Desde luego, estos no son todos los problemas que tenemos, los que se han solucionado y los que quedan por solucionarse. Tampoco son problemas de vida o muerte y otras personas podrán pensar que simplemente son problemas del primer mundo. Pero con el reportaje solo trato de abordarlos desde una perspectiva que permita que la gente que habitualmente no tiene contacto con el tiflomundo, pueda conocer algunos de sus problemas, y que estos queden plasmados. Fuera quedan otros problemas bastante importantes, como la presencia de las plataformas únicas que estamos viendo en muchas ciudades, pero considero que en principio la tecnología no es culpable de ellas ni tampoco las puede solucionar.
A añadir
Siguiendo las recomendaciones de alguna gente, creo que siguen quedando algunos problemas en el tintero:
- La tecnología permite, desde el pleistoceno de la www, el etiquetado de fotografías. Desde las versiones más primigenias del HTML, existe el atributo alt, que permite poner un texto alternativo que describa el gráfico. En los orígenes, era para indicar a la gente cuyos navegadores no cargaban la imagen el contenido de esta, pero a su vez, es una herramienta de accesibilidad que, en conjunto con las descripciones de imágenes de Twitter o de Facebook, permite que, al menos de forma superficial y escueta, sepamos del contenido de los gráficos. En cualquier caso, es un problema que la tecnología resuelve pero que requiere de la intervención e intención humanas.
- Con los avances que ha habido en múltiples ámbitos, la cocina no se queda atrás. Pero, paradójicamente, estamos asistiendo a una época en la que, cuanto más avanzan las tecnologías, menos accesibles son, más atrás dejan a las personas, a los usuarios estándar. En este sentido, podemos ver como cada vez más vitrocerámicas, de inducción o sin ella, y otros electrodomésticos, presentan los controles de forma táctil o áptica, lo que impide que la gente con discapacidad visual podamos manejarlos como quisiéramos. Debemos optar por soluciones alternativas, como marcar con rotuladores que generen relieve los botones. Nos encontramos entonces con la necesidad de la ayuda de alguien que los marque y con el habitual mantenimiento de estos, ya que limpiando probablemente salten. Recientemente, leí el caso de una persona que había decidido rodear los botones con círculos impresos en 3D. También se puede relacionar muy estrechamente esto con los robots de cocina, ya que, el único que hasta ahora tenía menú guiado, el de la Cocinera, todo apunta a que dejó de venderse.
- Los avances de la tecnología en el sector sanitario también nos han dejado atrás. Ya en varios hospitales, se debe seleccionar en una pantalla táctil el motivo por el que asistimos para que posteriormente se nos llame mediante un número que aparece en una pantalla. No podemos ser personas autónomas ni siquiera para ir al médico a un hospital grande. Como ejemplos, destacan el Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, y algunos del SERGAS.
He tratado de mantener un perfil objetivo en el artículo, citando frecuentemente fuentes, leyes en el BOE y demás; y de todas formas, tampoco se puede mantener otro perfil. Desconozco que intereses, más allá de la mejora de la calidad de vida de las personas, se pueden perseguir. En cualquier caso, más allá de esto, os invito a sugerir cosas que podría haber añadido u otras problemáticas que podría haber tratado.
No puedo más que agradecer a toda la gente que me leéis y que leáis el reportaje el hacerlo, así como su difusión. Al final, el contenido que alguien hace no es útil sin receptor.
¡Nos seguimos leyendo!