Durante la jornada del 8 de marzo vivimos en Madrid una tarde que podríamos calificar a todas luces de histórica. Una manifestación feminista que, si bien venía precedida por la huelga feminista del 8 de marzo del año pasado, una jornada especialmente relevante porque se le dio mucha mas importancia que anteriormente, superó todo lo que esperábamos de ella, una jornada histórica hecha para romper moldes. Una jornada que, al igual que la del año pasado, no era solo por la representación de la mujer trabajadora sino también una huelga de consumo y cuidados.
Madrid será la tumba del machismo
Según datos de delegación de gobierno, basados en la policía local de Madrid, el año pasado acudieron unas 170000 personas a la manifestación del 8M. este año no solo se supera este dato, sino que se dobla. Se cifra la asistencia a la manifestación feminista entre 350000 y 375000 personas según, de nuevo, datos de la policía local. Datos a todas luces muy interesantes, que se unen a las 105000 asistentes de Vigo, con una población de 300000 personas o las 200000 de Barcelona o Zaragoza. Una manifestación con presencia mundial. Una jornada histórica de huelga feminista que, si bien quedó marcada por la manifestación, no se vio tanto en comercios o el sector servicios, aunque sí en el transporte público de Madrid, que fue mucho más caótico de lo habitual, con un servicio del 60%, aún más caótico de lo que debería ya que el 100 habitual no es un 100, hay menos trenes que hace 10 años pese a que hay más usuarios.
Una jornada de huelga feminista que empezó con diferentes representaciones de la mujer, como en los libros en la cuesta de Moyano, por la mañana; manifestaciones de las estudiantes o encierros y piquetes en los diferentes campus de las universidades públicas de la comunidad. Hubo también una manifestación por la mañana, pero la multitudinaria fue la de la tarde, que empezaba a las 7 en Atocha con intención de llegar a Plaza de España, donde terminó pasadas las 10 de la noche con la lectura de un manifiesto, que dejó patente la diversidad del colectivo, pues entre otras se pudo oír a una anciana, a una mujer trans y a las más, las jóvenes que aspiran a liderar este movimiento mundial e imparable. Un llamamiento a reconocer el papel de las mujeres tanto como la diversidad dentro del movimiento feminista.
Las enseñas que se gritaron fueron las habituales de “luego diréis que somos cinco o seis”, o algunas adaptadas como “No es no” o “sola, borracha, quiero llegar a casa” y otras transversales a otras manifestaciones (esto sí es transversalidad, Rivera) como “de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste”, enseñas muy típicas y adaptables presentes en toda manifestación. Tanta fue la asistencia y la afluencia de personas en ese eje del centro de Madrid que tuvieron que cerrarse estaciones de metro como Callao.
Una manifestación acompañada de unos datos que dan buena respuesta a la manifestación convocada por la derecha, acompañada por la ultraderecha, que se dio hace un mes en Colón por la unidad de España a la que, pese a que el PP fletó autobuses gratuitos para afiliados y simpatizantes, no acudieron más que 45000 personas según datos oficiales de la delegación de gobierno.
Para ampliar: Manifestación de la derecha, o algo que ha fallado en Colón
Una respuesta que nos da algunas señales sobre qué mueve más a la gente para manifestarse. Puede significar todo o nada, y podemos verlo en las urnas de estas jornadas electorales que se nos vienen en abril y mayo. Está genial el movimiento en la calle, pero la mejor forma de manifestar pasiones, acuerdos o desacuerdos, sentimientos o voluntad de cambiar las cosas es con una asistencia masiva a votar en las urnas. A este respecto tenemos una época de elecciones interesante y movida, donde los partidos verán muy acusada la imagen proyectada con respecto a la huelga y manifestación feminista. Desde el apoyo absoluto de Podemos y PSOE, del que pudimos ver a Carmen Calvo, vicepresidenta, y perfiles algo más técnicos como Nadia Calviño; hasta las jornadas de 2 horas de paros de los sindicatos mayoritarios y las huelgas de 24 horas de algunos más pequeños, pasando por las acusaciones de manifestación ideológica del PP o el feminismo liberal de Ciudadanos, que por cierto estuvieron presentes.
La duda sería preguntar a Casado o Rivera cómo despolitizar un conflicto que a todas luces es político y necesita respuesta política. Como se desliga un movimiento emancipador de la política. Una imagen que los partidos de izquierda pueden capitalizar como ya hicieron el año pasado, que no dudarán en aprovechar, y que sin duda les va a beneficiar en conjunto con su imagen asistiendo. Son teóricas manifestaciones antipartidistas, pero queramos o no es casi imposible desligar una manifestación feminista de la izquierda.
A este respecto es interesante hablar de las noticias falsas que distribuyo Vox, como la imagen acompañando a un tuit en el que se quejaban de que los movimientos totalitarios, arropados en el feminismo radical, habían atacado su sede en Murcia tirándoles huevos. Sin embargo, resultaba poco creíble pues las manchas y las cáscaras se veían por dentro de una ventana cerrada. ¿Serían ellos quienes querían lanzar huevos? Como siempre, esta derecha nuestra haciendo política de comunicación trumpiana, basándose en mentiras y utilizando la desinformación como arma de comunicación y de campaña electoral, esta campaña electoral permanente en la que se ha convertido nuestra actualidad política.
Aun así, triunfaron las mujeres y la concordia, y contribuyeron una vez más a hacer historia en Madrid.