Misión investidura: la imposibilidad posible

A las 11 de la mañana los medios tenían una cita ineludible para la política nacional. Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los diputados y designada por el gobierno en funciones de Pedro Sánchez, anunciaba la fecha de la investidura de Sánchez, que aspira a renovar el cargo que obtuvo en una moción de censura de la que se ha cumplido el primer aniversario y en la que nadie confiaba.

Investidura. Misión imposible cuando no dan los números

Sánchez solo ha conseguido un diputado, además de sus 123, del PRC. Todavía necesita los 42 de Unidas Podemos y a Compromís, y le favorecería la abstención de los independentistas de cara a tener una investidura que no hiciera depender al futuro gobierno de ellos ante el previsible no del PP, Ciudadanos y Vox, que pese a lo que diga la hemeroteca no aspiran a ayudar ni facilitar, demostrando un nulo sentido de Estado. Es de suponer que aquí se aplica el “no es no” de Sánchez, así que, por su parte, lo comido por lo servido.

Las negociaciones han sido fallidas. Sánchez es muy resiliente y está casi cantado que gobernará los próximos 4 años. De él depende conseguir más síes que noes (tendría 151 asegurados) y entender que el gobierno no puede depender solo del PSOE. No le dan los números. Las negociaciones no han sido favorables ni a un lado ni a otro. Unidas Podemos reclama un gobierno de coalición. El PSOE contempla un “gobierno de cooperación”, uno en el que Podemos quedaría relegado a puestos secundarios, secretarías de Estado, subsecretarías o direcciones generales. De Podemos dependerá hacer entender al PSOE que no tiene números como para exigir tanto.

En Twitter había una analogía en la que Sánchez tenía 1,50€ para un bocadillo y mucha hambre e Iglesias 0,50€. Iglesias le proponía comerse el bocadillo proporcionalmente, pero Sánchez en su lugar prefería el dinero y tener todo el bocadillo para él. ¿No es una genial definición de la posible investidura? Un amigo sugería que mientras tanto estaban Albert y Santi, cada uno con una hamburguesa, paseándose.

Sánchez tiene un mandato, el “con Rivera no” que le coreó la militancia tras ganar las elecciones. A su elección queda seguir aumentándose el ego y demostrar que el día 22, en el primer debate a la investidura, está a la altura de seguir siendo el presidente del gobierno.

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