Estamos en una situación política vergonzosa, lamentable e indignante. Tras las elecciones, legislatura fallida y nueva convocatoria de elecciones solo podemos llegar a la conclusión de que Sánchez, su equipo de gobierno en funciones y su equipo negociador, y en menor medida el de Podemos, aunque no ha podido hacer todo lo que querría, ha sido uno totalmente incapaz. Incapaz de llevar a cabo las peticiones del votante, de pactar, de conseguir gobernar y, en definitiva, de hacer su trabajo. Tampoco ayuda tener ahí rostros del ala dura del PSOE ya conocidos como Carmen Calvo. Y es que no lo olvidemos, nadie es peor para la izquierda que sí misma.
Por tanto, llegamos a elecciones el 10 de noviembre. El 23 de septiembre se disolverán unas cortes que llevan un año cerrado y sin control a un gobierno desde entonces en funciones. Se convocan nuevas elecciones, que, aunque no sea lo más importante, con cargo al contribuyente. Y es que nos cuestan más de 140000000€. Esto solo significa una absoluta irresponsabilidad, por parte de todos. Significa que tenemos unos políticos incapaces y que el PSOE ha llegado a una postura irresponsable. Por las declaraciones de Sánchez, en las que dijo que votáramos de forma más clara el 10 de noviembre. ¿De forma más clara? ¿En serio? Increíble viniendo de quien acusaba a Rajoy de ser el único responsable de no saber pactar como causa de las elecciones de 2016. Increíble que la única legitimidad para decirlo sea la que le den sus cojones. ¿Qué autoridad tiene para decirnos que votemos más claro o menos ni para insinuar que hemos votado mal?
De esto se habla al insinuar que la política no esté cerca ni de la calle ni de la gente, que dijo Àngels Barceló a principio de temporada de Hoy Por hoy.
Es una postura irresponsable irrespetuosa, sobre todo irrespetuosa. El paso de Ciudadanos además ha sido electoralista, poco útil y premeditado. Mucho marketing, mucha comunicación, pero paso inútil. Si hubiera venido de antes, Sánchez y Rivera se hubieran reunido sin cordones sanitarios y hubiera habido gobierno Ciudadanos PSOE en mayo o junio, que no se dio por falta de altura de miras de ambos líderes. No se entiende este paso de otra manera que no sea un intento poco elaborado de intentar recuperar a elector más de centroizquierda decepcionado con la deriva derechista del partido y que amenaza con votar al Partido Socialista en noviembre a la vez que le sirve a Rivera como excusa. Ya no podrá acusársele de que no hizo nada para evitar las elecciones.
Sánchez adolece de no ser capaz de asumir que el bipartidismo terminó. A falta de 4 partidos en las últimas elecciones hay 5, que tienen que repartirse dos mitades de una tarta que no ha crecido, en la que solo han bailado números dentro de cada bloque. Sánchez y su equipo han mantenido una postura muy egoísta y eso no beneficia a nadie, ni siquiera al PSOE. Faltó entender que, con 123 diputados, 124 con el apoyo asegurado del PRC, no se puede gobernar. Es un problema cuando con Podemos casi sumaban mayoría absoluta. Hubiera sido un mal necesario. Se han comportado, líder y partido, como intransigentes, incapaces de entender el fin del bipartidismo y de entender que Podemos, nacionalistas y nuevos partidos son un mal necesario.
Veremos en qué medida perjudica esta intransigencia al PSOE. Por su bien, más les vale que los cálculos de Iván Redondo en base al CIS sean exactos. Me vais a disculpar el lenguaje, pero, de lo contrario, la hostia va a ser sonada. Eso sí. Les escuchas y parece que el menos culpable, el más negociador, sea el PSOE y que las elecciones son culpa de todos los demás.
De últimas, se han demostrado incapaces de entender que no se vota, y por tanto no se forman cortes, a gusto de los partidos y sus líderes sino a gusto de la ciudadanía. De ellos depende gobernar y el trabajo previo a gobernar, conseguir un gobierno. En tanto en cuanto no ha sido así, ha sido un trabajo fallido. Un compromiso incumplido. No han fallado las instituciones, a nuestro servicio. Han fallado las personas encargadas de que funcionen.