He tenido un desagradable percance con mi cuenta de Twitter. Ahora que está más o menos resuelto, he decidido replantearme (un poco) qué uso hago de esta red social y si tiene sentido cambiarlo.
Replanteándome el uso que hago de Twitter
Del percance ya os hablaré en otro momento. No merece mucho la pena extenderse explicando el qué, pero sí como se soluciona. Lo emplazo a otro momento.
Sin embargo, me ha hecho pensar en qué uso doy a Twitter. A quien sigo, quién me sigue y el porqué.
Mi cuenta de Twitter, como un poco el resto de mis redes y en buena medida esta web, ha sido un cajón de sastre en el que entraba todo. Nunca he sido capaz de dedicar una cuenta de Twitter a publicar noticias a nivel más serio y utilizar otra para quejarme al ayuntamiento de Madrid de que el semáforo de turno no es sonoro. No puedo. No me sale. Yo soy yo cuando me quejo de algo del gobierno de Sánchez, cuando publico una noticia de corrupción, de inmobiliaria, sobre Netflix o me quejo de un cubo de basura en la puerta de mi estación de metro contra el que me he chocado. Así que eso descartado.
Sin embargo, seguía a un montón de cuentas. Podemos resumir en tres tipos: medios de comunicación y empresas a quienes seguía por interés; gente conocida (o no), también famosos, a quienes seguía porque me interesaban; y un montón de desconocidos random a quienes, imagino, empecé a seguir por leerles algo que me gustó.
Estoy dejando de seguir a un montón de gente random. También a medios y empresas que publican artículos que potencialmente no me interesan, o, sin más, webs que no suelo leer. Es increíble la cantidad de cosas que puede encontrar uno en un Twitter descontrolado, la cantidad de contenido plagiado, publicitario, etc.
Así que la estrategia es dejar de seguir, sobre todo, cuentas random. También algunas páginas no interesantes, como comentaba; pero sobre todo personas a las que no recuerdo haber empezado a seguir. También cuentas muy reivindicativas, que basaban el timeline en ser activistas (solamente) y contraatacar a diestro y siniestro. Debe ser que me he hecho mayor, pero busco un TL más sano donde no entran muchas cosas. O que tengo menos paciencia, a saber.
En cierta forma es una revisión profunda de lo que quiero encontrar o aspiro a leer cuando entre en Twitter. Es decir, quiero entrar a Twitter y no leer a una señora enfadada porque han quitado los plataneros de su barrio y en su lugar han puesto pinos, pongamos, y que se monta un hilo explicando lo malos que son los pinos para el microclima de su distrito. Quiero entrar a Twitter y entretenerme, aprender, encontrar música, películas o libros nuevos; yo que sé, reírme con un chiste que publique un amigo y a la vez encontrar una normativa nueva de accesibilidad de la W3C. Me da algo más de pereza buscar un momento de esparcimiento en Twitter y encontrar alguien teorizando sobre el porqué de utilizar la he y no la x como marca del género neutro. Será que me estoy convirtiendo, prematuramente, en un señor mayor.
El caso es que prefiero más buen rollo, contenidos mucho más blanditos. Mucho menos profundos, teóricos, activistas. Para análisis sociológicos tenemos a los sociólogos. Como comentaba antes de que me suspendieran la cuenta. ¿Están ya suficientemente maduros los hilos como para decir que echo de menos las (buenas) opiniones en blogs personales?
Echo de menos, en cierta forma, entrar en el blog de una persona y que me cuente su historia. O sus historias. Es decir. Que ese blog me cuente la historia de la persona por las historias que ha contado, analizado o que le preocupaban el 10 de abril de 2012.
En definitiva. Que, apuesto, ahora que acabamos la década, por un Twitter como el de los orígenes. Y por ver a alguien cabreado o tristón y, a ser posible, escribirle y tratar de interesarme por lo que le pasa, si me lo quiere contar. Es mejor, quiero pensar, para quien lo recibe; y desde luego sí para mi salud mental. Dejemos de estar más cabreado y en lugar de sentar cátedra, empecemos a apostar por ser didácticos con lo que nos preocupe o lo que creamos que falte, sí; pero desde el respeto.
No olvidéis que está el unfollow. Que lo que no nos interese lo dejamos de seguir, silenciamos; y a otra cosa. Querámonos más, quejémonos menos.
¡Buenas!
En su momento leí la entrada y no le había tomado importancia, pero ahora… Sí, hace un mes, aunque no me pasó nada con mi cuenta de Twitter, me replanteé el uso que le estaba dando, y oye, también he dejado de seguir (un poco) a gente random, y a otro poco que veía mucho he silenciado y creado una lista privada para ver de vez en cuándo (incluyendo al famoso Andrés Ogeda).
Cualquiera se asombraría mucho más si cabe al pensar algo así como un jóven de 16 años se está volviendo mayor, pero en ese sentido estamos igual. Poco a poco estoy haciendo intentos para ser más productivo, probando, ajustando y cambiando, que en la cuarentena del año pasado tuve bastante tiempo libre que no supe aprovechar ni practicando piano. No hace falta que estoy metiendo cosas en el calendario personal y haciendo pruebas con Microsoft To Go, recordatorios y todo, y estableciéndome horarios. Era un chico de 15 años que, bueno, que veía cosas y aportaba otras cuántas, que se emocionaba con facilidad y que se puso eufórico cuando recibió su laptop (esta) con unidad SSD para clases virtuales. Sí, ese era yo, pero mientras más aprendo cosas nuevas, más estoy reflexionando solo.
De todas formas, hay algunas cosas que mi hermano me las ha hecho ver, mis padres también, y que yo al principio las negaba. Por ejemplo, tareas del colegio las entregava siempre, pero a última hora, corriendo y con lo que tenía en la cabeza. Que saqué calificaciones muy buenas, sí, pero así no es como debe hacerse. Ahora mismo no lo niego, y entre otras cosas tengo a mi hermano mayor, que me lleva dos años, de ejemplo en casa, que el próximo año va a estudiar a otro país, estamos preparando cosas y bueno, que seguiré en contacto con él.
Ahora considero que tengo el modo serio y el modo relax, o como se dice por aquí, relajo. En exposiciones importantes, realización de trabajos y tareas (incluyendo cosas a parte que me gusten muchísimo) me dedico enteramente a ello, pero con los debidos descansos y aprendiendo a decir no cuando hay que decir no, pero a su vez a tomar control de las situaciones que podemos presentar, cuidar mi salud, etc. Ahí estoy en modo serio, pero luego tengo esos amigos que han sido un apoyo para mi, que desde casa siguen sacando a flote mi lado de muchacho adolescente que viene a divertirse, a pasarla bien y a inventar ideas locas hasta con música, que gravamos y todo. Si es que hasta en el OneDrive tengo, no se me puede dejar tranquilo…
He tenido cosas que me han ayudado un montón. Por ejemplo, un amigo me ha compartido amablemente Microsoft 365 mientras lo ayudo en lo que haga falta, luego estoy en un plan familiar de Spotify Premium, por ahí tengo el Netflix, el Disney Mas y el HBO de la familia por si me apetece o incluso puedo ver con ellos, ahora mismo en el cuarto de mis padres tenemos un maravilloso televisor de la marca TLC con Android 10 que puedo manejar muy bien con TalkBack siempre que vaya a practicar… Si hasta dirijo el informe de Microsoft 365 entre familia, que planeamos adquirir el plan en casa y todo, pero vamos por partes, que toca reparar ciertas cosas de pc (el teclado interno, sin más, algo de más Ram que ayuda y un SSD de mayor capacidad, batería para la pc actual de mi hermano y compra de una nueva).
A veces quisiera estudiar cosas, como inglés (o francés, que en colegio me han dado algo). O leer un libro. O aprender a editar mejor audio. Y puedo, pero me da pereza. Mucho, me pasa mucho. Pero creo firmemente que esto es por etapas y que hay que ir de acuerdo a la edad, que tengo amigos tanto en esta comunidad como en el colegio, ya que soy bastante sociable, que hasta me he ofrecido a ayudar a mis compañeros con asuntos de informática y todo eso.
Incluso me estoy poniendo un poco como tú, Salva. A veces me dan empujones, y hoy ha sido el caso. Clase de literatura, actividad en clase. Se resume en crea un blog educativo y publica un texto publicitario de lo que quieras promocionar. Y ya está. Runachay, plataforma desarrollada en Ecuador, es buena, pero de accesibilidad saben un poco, aplican aria y lo intentan, pero aunque no conocen del tema lo que deberían a mi no me responde el soporte, y si bien puedo hablar en el colegio y tengo confianza, luego tramitar puede llegar a ser un asunto gordo porque es posible que pregunten cosas a mis profesores que yo explique mejor y ellos deseen respuestas rápidas, que de todo hay. Así que me lancé, tengo confianza y respeto hacia mi profesora desde hace varios años. Ya está, ya hice el primer paso. Que vean si conviene Microsoft 365 educación, que esto hay que plantearlo seriamente, y aquí está: https://carlosestebaneducativo.blogspot.com/2021/08/texto-publicitario-aprovecha-microsoft.html
Hecho con algo que me resulta más sencillo que WordPress para estas cosas rápidas, mientras les decía a mis compañeros: Usa blogger, no te compliques.
Y bueno, la de cosas que me gustaría contar, pero mantener un blog también me da pereza… Que vamos, que tengo un borrador de algo que se llama el espacio de Carlos Esteban, muy bonito, pero no lo he terminado. Por pereza. Pero cada cierto tiempo tengo empujones, como el proyecto que expuse la semana pasada ya que había que hacer el correspondiente proyecto en Portugués. Tema libre, ala. La audiodescripción. Y ya está, un 10 por hacerlo como se debe y hasta tomaron nota para utilizarla.
En fin, aquí termino. Muchas gracias por leer hasta el final y acepto cualquier sugerencia, consejo o comentario que plazca. Que ahora soy el raro que está escribiendo esto un lunes a las 20:29 pm en Ecuador, a la edad de 16 años y cuando el sueño empieza a resurgir muy poquito a poco, sí. Pero vamos paso a paso.
Un gran saludo.